Francisco Castejón
Sánchez Galán anunció el viernes día 1 de marzo, tras la junta de accionistas de IBERDROLA, que esta empresa no tenía intención de invertir el dinero necesario para poner en marcha de nuevo la central nuclear de Garoña. Aunque las intenciones de IBERDROLA de no reabrir Garoña se conocían ya, esta afirmación pública tiene el valor de oficializar esta postura y de mostrar a las claras suss intenciones.
Esta declaración tiene como primer efecto dejar en mal lugar a los Gobiernos del PP a partir de 2011, que se han esforzado en que la central se reabriera, promulgando incluso una Orden Ministerial y cambiando el Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radiactivas para posibilitar la reapertura de la central. El Gobierno del PP ha llegado a tal servilismo con la industria nuclear que ha facilitado legalmente la reapertura de una central, a pesar de que la propia empresa propietaria no está interesada.
También queda en mal lugar el Consejo de Seguridad Nuclear que ha malgastado el tiempo de sus trabajadores tramitando a la vez el cese de explotación y la reapertura de la central. Así, se ha informado favorablemente sobre los cambios legislativos impulsados por el Goberno a la medida de Garoña. Dando luz verde a una central en pésimo estado como forma de posibilitar que el Gobierno tenga libertad de maniobra en sus negociaciones con el sector eléctrico. De hecho, la opinión final es favorable a la puesta en marcha de esta Garoña, la cuál está en condiciones pésimas, incumpliendo incluso sus propias disposiciones que requieren modificaciones que tendría que haberse ejecutado en 2015.
Quedan por delante dos incógnitas: qué hará ENDESA, la copropietaria de NUCLENOR con IBERDROLA, y si el Ministro otorgará o no el permiso de explotación.
La primera cuestión tiene una respuesta probable: sin IBERDROLA, ENDESA no tiene posibilidades de poner en marcha Garoña ella sola. No son sólo los más de 200 millones de € que es necesario invertir, sino que ENDESA debería comprar la mitad de NUCLENOR a IBERDORLA, lo cual supondría un desembolso y un riesgo empresarial mucho más grande. Se ha llegado a insinuar sobre la posibilidad de que aparezcan otras empresas interesadas en comprar los activos de IBERDROLA. sin embargo parece que nadie quier asumir ese riesgos.
Sin el interés de NUCLENOR no parece lógico que el Ministro de Energía otorgue el permiso de funcionamiento. Sería todavía un gesto de mayor ridículo y servilismo, que causaría mayor daño político al PP en el País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón y Catalunya. Solo el Gobierno de Castilla-León se ha mostrado partidario a la puesta en marcha de Garoña. Es por tanto casi seguro que si ENDESA no consigue un socio antes de agosto de 2017 el Ministro Álvaro Nadal no osará renovar el permiso de Garoña.
Cabe preguntarse por las causas de ese paso atrás dado por IBERDROLA. ¿Es sólo que la inversión es desfavorable económicamente? La incertidumbre económica procede de la incertidumbre técnica. Si el correcto funcionamiento de Garoña estuviera garantizado hasta 2031, NUCLENOR podría recuperar esos 200 millones que es necesario gastar en la planta, pero eno es posible garantizar esto.
El estado general de la central es tal que no se puede asegurar que un nuevo fallo al cabo de algunos años de funcionamiento obligue a parar la central requiriendo mayor inversión y la no obtención de ingresos. Sin contar con que ese fallo podría dar lugar a un accidente severo con fuga de radiactividad. Hay que recordar el enorme riesgo que conlleva esta central, situada a la cabecera del Ebro y a solo 40 km del País Vasco.
Así que, casi con toda seguridad, estamos asistiendo al final de este lamentable e interminable culebrón de Garoña, en que el Gobierno del PP y el CSN han mostrado más interés que sus propietarios en que funcione la central.
De paso, la industria nuclear ya se ha arrancado el precedente de que nuestro CSN informe favorablemente e funcionamiento de una central que tiene 46 años hasta los 60 años.