- El Gobierno español ha vuelto a informar de que la mina de Retortillo no tendría impacto alguno en Portugal, sin embargo, el Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) discrepa profundamente de esa afirmación y considera que el proceso de autorización es ilegal.
- El río Yeltes, en la cuenca del Duero, podría ser contaminado severamente tanto por las emisiones de la mina como por la manipulación del mineral de uranio en la fábrica de concentrados.
- El estudio de impacto ambiental no garantiza la no emisión al medio de grandes cantidades de polvo y gases radiactivos.
El yacimiento de uranio de Retortillo-Santidad está situado a unos 35 km de la frontera portuguesa y está atravesado por el río Yeltes. Este es un afluente del río Huebra que desemboca en el Duero, un río compartido por los estados de España y Portugal. Una hipotética contaminación del Yeltes podría afectar al Duero y a su vez a Portugal.
Si finalmente se explota la mina, se producirán grandes emisiones de polvos y gases radiactivos como el radón, muy abundante en los yacimientos de uranio, que contaminarían el territorio y podrían llegar a Portugal, dada la cercanía. Las soluciones propuestas en el estudio de impacto ambiental consisten en regar la tierra para reducir las emisiones de polvo, lo que resulta irrisorio cuando se piensa en el uso de barrenos y de maquinaria pesada para extraer el mineral. Además el gas radón volaría libremente sin ningún obstáculo una vez abierta la mina.
Este polvo contaminará las aguas del Yeltes que podría transportar la radiactividad al Duero, extendiéndola por España y Portugal. Además de la mina, sería necesario construir una fábrica de concentrados para lavar el mineral y que para tratarlo químicamente, con el consiguiente riesgo de escape y contaminación del Yeltes y del Duero.
Existen precedentes que muestran como la contaminación radiactiva se extiende a decenas de kilómetros de distancia de las minas de uranio por efectos del viento o del agua e, incluso, de la acción humana. Por ejemplo, se ha detectado contaminación a decenas de kilómetros de distancia de las minas de uranio de Níger, explotadas por la empresa nuclear francesa AREVA.
Esta fábrica de combustible tendrá severos impactos sobe el territorio español y extendiéndose la contaminación al territorio portugués. Los estudios de impacto ambiental realizados hasta hoy adolecen del serio problema de no haber considerado los impactos transfronterizos, que podrían estar violando los acuerdos de Aarhus y Aspoo.